El 2 de febrero de 1627, una antigua imagen de la Virgen fue donada a un convento carmelita de la calle de la Palma, en Madrid, y en sus manos colocado un Niño Jesús que encontraron las monjas en su huerto junto a unas plantas de maravillas. Ese día nació una nueva advocación de María: Ntra. Sra. de las Maravillas. Desde entonces, toda esta parte de la ciudad donde se asentaba el convento, en aquella época zona extrema por el norte —la cerca que rodeaba Madrid, construida por Felipe IV en 1625, pasaba por las actuales calles de Carranza y Sagasta—, tomó a la Virgen como su Patrona y empezó a llamarse barrio de Maravillas.
Los hechos históricos más sobresalientes en este barrio se desarrollaron en la plaza del Dos de Mayo, en cuyo centro se levanta la puerta del palacio y luego cuartel de Monteleón, que nos recuerda los sucesos del 2 de mayo de 1808, en la Guerra de la Independencia