PLAZA DE LA CEBADA
Desde tiempo inmemorial fue un paraje con eras para trillar y aventar las mieses. Luego, lugar donde los labriegos vendían sus cereales, no sin antes separar el diezmo a la cercana parroquia de San Andrés, otra parte para las caballerizas del rey, un pequeño óbolo para el sacristán de San Pedro por tocar una campana milagrosa que dicen que alejaba las tormentas, limosnas para las parroquias de Santa María y de San Justo y algún que otro donativo para los frailes de San Francisco. ¿No sé si algo quedaba para el agricultor? En el siglo XVIII fue el espacio donde se instalaban las ferias y mercadillos, y ya en el siglo XIX se destinó, durante largo periodo, como siniestro emplazamiento del patíbulo para las ejecuciones de los condenados por la justicia, como sucedió con el general Riego, allí ahorcado tras ser arrastrado ignominiosamente por las calles.
Diversas edificaciones, hoy desaparecidas, ornaban la plaza: el inmenso Convento y Hospital de la Latina (el actual convento es de nueva construcción y ocupa una mínima parte del antiguo), la iglesia de Santa María de Gracia y el antiguo y bellísimo Mercado de la Cebada (en la fotografía), de hierro, inaugurado en 1875 y derribado en 1956
                       
                                                                                 
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