Es la actual calle de Rodrigo de Guevara, un atajo que une la calle de Santa Ana y la de Mira el Río Alta, cerca de la plaza de Vara de Rey. Es muy corta y estrecha a pesar de haber ganado anchura al ser restauradas en los últimos tiempos sus casas. Antes era extremadamente estrecha. Los vecinos casi podían dar la mano a los de enfrente, para saludarlos desde su ventana.
Hace mucho, la calle de Chopa no era calle, era sólo un gran huerto con un estanque, álamos y sauces, cuyo propietario se apodaba Chopa. En él jugaban, o se reunían para estudiar, dos adolescentes. Uno, hijo de Chopa, era Rodrigo de Guevara, que cantaba en el coro de la capilla del Obispo, en la plaza de la Paja, y allí quedó su cabeza perpetuada en alabastro dentro de un conjunto de alegorías en el sepulcro de Don Gutierre de Vargas y Carvajal, obispo de Plasencia. El otro era nada menos que Miguel de Cervantes