LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA

Madrid es una de las grandes capitales europeas que no ha tenido una gran catedral hasta fechas recientes, aunque el proyecto de edificarla viene de antiguo. Durante los reinados de Carlos I y Felipe III se intentó, pero nunca llegó a construirse porque a ello se opuso siempre el arzobispado de Toledo, a cuya diócesis pertenecíamos. Reinando Felipe IV, se colocó una primera piedra el 15 de noviembre de 1626, mas... no se añadió la segunda. Y es por fin Alfonso XII y su efímera esposa María de las Mercedes quienes promueven seriamente la erección de una gran basílica dedicada a Nuestra Señora de la Almudena.
El 4 de abril de 1883 se colocaba la primera piedra, y apenas iniciados los trabajos, el papa León XIII otorgó una bula creando el obispado de Madrid-Alcalá y ordenando que la proyectada iglesia se convirtiera en la tan ansiada catedral de la capital de España.
Los planes del arquitecto don Francisco de Cubas, marqués de Cubas, contemplaban la construcción de un majestuoso templo neogótico con afiladas agujas de piedra apuntando al cielo de Madrid. La filigrana se elevaba 100 metros desde el suelo frente a los 79 de la de Burgos.
Las obras tuvieron muchísimas interrupciones y diversos arquitectos por su prolongación en el tiempo, y después de la guerra civil de 1936 se vio la necesidad de cambiar el proyecto original por otro que armonizara mejor con el inmediato palacio Real. El resultado es el que hoy contemplamos, diseñado por los arquitectos Carlos Sindro y Fernando Chueca Goitia: Cripta neorrománica, interior neogótico y exterior neoclásico.
Fue inaugurada por Juan Pablo II en 1993
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