EL MADRID CONVENTUAL

Madrid en la actualidad dista mucho de ser aquella que permitía calificarla de conventual. Si observamos un mapa del Madrid de finales del siglo XVIII, sorprende la gran cantidad de instituciones religiosas, aparte de los templos parroquiales, que ocupaban más de un tercio del suelo urbano: nada menos que setenta y tres conventos con sus huertas y construcciones anejas, los primeros fundados en los siglos XII y XIII, pero la mayoría de ellos desde mediados del XVI a mediados del XVII, fruto de la expansión de las órdenes religiosas tras el Concilio de Trento, expansión que fue favorecida por los monarcas españoles. Además, estaba el hecho de que Madrid se convirtiera en 1561 en sede de la Corte, y era importante estar cerca para poder recibir apoyos de la Corona o de los cortesanos más influyentes. Según el catastro de 1757, los conventos masculinos, lo formaban unas 2.587 personas y las de monjas 746.
El fuego fortuito, el anticlericalismo, la incultura, la desidia, la necesidad de espacios libres y los enfrentamientos políticos y sociales han ido acabando con bastante de este patrimonio, que ya empezó a desaparecer con la desamortización de Mendizábal de 1836 y antes con José Bonaparte. En la fotografía, el convento de dominicos de Santo Tomas al principio de la calle de Atocha, desaparecido tras sufrir un aparatoso incendio en 1875