DÍA DE TODOS LOS SANTOS
El 1 de noviembre la Iglesia celebra el día de Todos los Santos, una festividad dedicada a todos los que después de haber muerto, ya han alcanzado el cielo, mientras que el día 2, día de los Difuntos, se reza por aquellos que, habiendo fallecido sin pecados, aún se encuentran en el purgatorio. Los madrileños, creyentes y no creyentes, en estos días recuerdan a sus familiares fallecidos visitando los cementerios y adornando las tumbas de sus seres queridos con flores, especialmente crisantemos.
Una costumbre ya desaparecida era colocar lamparillas votivas en las casas. Consistían en un vaso o taza con agua y aceite, sobre el que flotaban una palomillas o mariposas formadas por un trocito redondo de cartulina fuerte, del tamaño de un euro, y otro de corcho, unidos y pinchados ambos por el centro con una cerilla. Permanecían encendidas hasta que se consumía el aceite. Eran de la marca "San Juan Bosco", y la tienda-fábrica —posiblemente la única que había en España— donde las vendían estaba en la calle Colón.
Sí permanece la tradición de representar esos días el Don Juan Tenorio de Zorrilla y de dar buena cuenta de la rica gastronomía vinculada a esta festividad: los huesos de santo y los buñuelos de viento
                       
                                                                                 
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