LA CIUDAD DE LOS ATASCOS

Madrid está situado geográficamente en el centro de la Península y llegan a ella 6 carreteras nacionales de forma radial, procedentes de todos los puntos cardinales del país. Y a pesar de que cada una de ellas tienen acceso a los cinturones que rodean el perímetro urbano (la M-30 está desbordado desde hace años), se puede decir que Madrid es la ciudad de los atascos. Un madrileño que conduce diariamente al menos 30 minutos para ir a trabajar puede perder hasta 57 horas al año en detenciones.
El difícil entramado urbano por el centro de la ciudad y la actitud de algunos conductores tampoco colabora. Baste esta muestra:
Los intermitentes revelan a los demás conductores un próximo movimiento. Un madrileño jamás los usa.
La distancia de seguridad con el coche delantero ha de ser mínima, o ese espacio lo llenará otro y nos pondrá en una situación aún más peligrosa.
Las auténticas conductoras madrileñas son capaces de ponerse las medias y darse sombra de ojos a 120 por hora en tráfico denso