MOJARSE EL CULETE

Aunque hoy es inconcebible bañarse en el Manzanares, sí lo hacían los madrileños hasta los años setenta del pasado siglo. Costumbre que no desapareció cuando empezaron a construirse las primeras piscinas: la Niágara en 1879, en la Cuesta de San Vicente, pero que abrió al público en general en 1923. En tiempos de la Segunda República, La Isla, la popular Playa de Madrid, ambas en las riberas del río, o la Tritón, en la Dehesa de la Villa. Luego, la Piscina-Club Stella, en Arturo Soria, pionera en el “top less” y en el nudismo. También en Ciudad Lineal, las piscinas Mallorca y Formentor. Luego, la piscina El Lago, al final de la Av. de Valladolid, y otras muchas que han ido apareciendo o desapareciendo con los años. En la fotografía, niños bañándose en 1951 junto al puente de Segovia
Y tampoco cesaron con la inauguración en 1955 del Parque Sindical, que llegó a ser conocido como el "charco del obrero" por sus precios realmente bajos