ROSQUILLAS TONTAS Y LISTAS

Las rosquillas tontas y listas, junto con las francesas y las de Santa Clara, se suelen consumir por las fiestas en honor de San Isidro Labrador.
Se dice que una tal Tía Javiera, que procedía según unos de Fuenlabrada y según otros de Villarejo de Salvanés, vendía estas rosquillas en la Pradera de San Isidro, y que era tal su fama, que pronto otros tenderetes se instalaron vendiendo rosquillas similares y afirmando ser familiares de la Tía Javiera. Hoy se venden en todas las pastelerías
Todas estas rosquillas tienen la misma base (huevos, azúcar, anís, aceite y harina), diferenciándose unas de otras simplemente en su acabado final. Las tontas no llevan nada por encima. Las listas van bañadas con una pasta de sirope de azúcar, zumo de limón y huevo batido, habitualmente en color amarillo. Las de Santa Clara están recubiertas con merengue seco. Finalmente, las francesas se acaban con un rebozado de granillo de almendra