¡AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE!

"¡Agua, azucarillos y aguardiente!", grito habitual de los vendedores callejeros en el Madrid de finales del siglo XIX, era un combinado típico que se llevaba en botijos, para que se mantuviera más tiempo fresquito, y que incluso llegó a ser protagonista de la zarzuela homónima, de Miguel Ramos Carrión y Federico Chueca, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de 1897. Sólo tenía esos tres ingredientes: agua fresquita, aguardiente seco de Ojén o de Cazalla y azucarillos (en la fotografía), una masa porosa y rígida a base de azúcar muy típica en Madrid