LA VENENCIA. En la calle Echegaray 7. Afortunadamente sigue como cuando se abrió en 1922, aunque vieja, decrépita..., pero limpia. Es el último “templo” de la que fue la calle más golfa de Madrid, aquella calle Echegaray de tablaos, antros y putas. Barra de madera, estantes que guardan botellas cargadas de polvo, toneles de vino, antiguas mesas y sillas de madera, placa en la que taxativamente nos indican que no se debe de escupir en el suelo, carteles cuyo color se confunde con el de las paredes... La carta es corta. Manzanilla, fino u otros caldos jerezanos para beber. Para comer mojama, aceitunas, anchoas, queso, embutidos... Y la cuenta la hacen a tiza en la barra o sobre las mesas. En el recuadro la remozada fachada

                       

                                                                                  
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