Personajes muy populares en otros tiempos por Chamberí y otros barrios eran los placistas o prestamistas. En Andalucía los llamaban diteros. Cargaban con telas de diferentes clases, alguna ropa confeccionada, mantas, ropa de casa, incluso con algunos cacharros, y por supuesto con su libro de contabilidad. Iban visitando las casas, algunas para cobrar y otras para abrir nuevas cuentas, El sistema consistía en vender sus artículos o cobrarlos semanalmente en el plazo y la cantidad que se estipulase. Sacaron de apuros a mucha gente, y muchas madres lograban así preparar el ajuar de sus hijas casaderas. Algunos comercios incluso tenían su propia red de placistas.
Más tarde dejaron de ir cargados y operaban de forma más fina. Un cliente solicitaba al placista una compra de cualquier artículo, éste te mandaba con una tarjeta al comercio o te lo traía directamente a casa, y a partir de ese momento pasaba a cobrar semanal o mensualmente. Se quedaba con el descuento que obtenía de los comerciantes y con el interés que cargaba a las familias. ¡Negocio redondo!