EL BAILE DE CAPELLANES
En la actual calle del Maestro Victoria estuvo el hospital de la Misericordia para sacerdotes pobres. El edificio se transformó luego en residencia de los capellanes del monasterio de las Descalzas, que por ello recibió esta vía el nombre antiguo de calle de Capellanes.
Esta casa de los capellanes tuvo después destinos diversos: hubo imprenta, la del periódico El Eco del Comercio; salón de baile en época isabelina, el popular Capellanes; teatro, el de Capellanes, luego Cómico, escenario de los éxitos de Loreto Prado y Enrique Chicote. Desapareció al realizarse la ampliación de El Corte Inglés por los años 70 del pasado siglo.
El Salón Capellanes, lugar de cita de las gentes más jaraneras y templo del cancán y del cuplé, abrió por unos días tan sólo, con la justificación del carnaval, pero ya no las cerró en vista del éxito conseguido. Capellanes significó un relajamiento de las costumbres hasta entonces contenidas, un lugar de aturdimiento y desenfreno. Acudía un público heterogéneo: estudiantes, jóvenes trabajadores de ambos sexos, muchachas de la pequeña burguesía, vigiladas —no bastante— por sus madres, señoritos achulados, maduritas en busca de marido, provincianos adinerados y personas de alto rango, curiosos de comprobar los alicientes de aquel antro de abigarrada mezcolanza
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