Cuando Madrid era una ciudad que crecía sin cesar, acogiendo a miles de nuevos ciudadanos, los edificios de viviendas populares no contaban más que con el "escusado" o cuarto donde se ubicaba el retrete, que en la mayoría de los casos era comunal y estaba situado fuera de las viviendas, sin disponer de espacio para la higiene personal. Fue entonces cuando las Casas de Baños Públicas se popularizaron, por necesarias. La de la glorieta de Embajadores fue construida en los años 20 del pasado siglo, remodelada en la década de los 50 y derribada para ser construida de nuevo en 2001 (en la fotografía la antigua y la nueva). Funciona también la Casa de Baños de Tetuán, y desaparecieron las de La Latina y la Guindalera.
Estas casas de baños pudieran hoy resultar anacrónicas cuando todas las viviendas disponen de agua corriente y baño. No es así, pues muchas personas siguen requiriendo sus servicios: chabolistas que no disponen de medios, gentes sin hogar, marginales e inmigrantes que viven hacinados