CALLE DEL AVE MARÍA
Cuenta la tradición que Simón de Rojas, confesor de Felipe II y luego beato, consiguió del rey la orden de derribar por este lugar unas casas en las que ejercían su oficio unas mujeres de mal vivir. Y como entre los escombros se descubrieron restos humanos, el fraile exclamó “¡Ave María!”. “Ave María” , repitieron los obreros socarronamente, y la exclamación arraigó de tal manera que ese nombre se puso a la calle que por allí se abrió, entre la de la Magdalena y la plaza de Lavapiés
                       
                                                                                 
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