LOS PRIMEROS URINARIOS

Los dos primeros urinarios públicos se construyeron en la Puerta del Sol, aprovechando su reforma a mediados del siglo XIX. Uno estaba entre Preciados y Carmen, y el otro en la esquina de la calle Carretas. En su interior, había un gabinete de lectura, un despacho de licores y cerveza y nueve aseos comunes o retretes, seis para caballeros y tres para señoras. Además, un bando prohibió a la población realizar sus necesidades fisiológicas en la vía pública bajo una multa de 20 pesetas, cantidad que resultaba desmesurada para la época.
Los madrileños pronto sacaron una coplilla a don José Osorio y Siva, duque de Sexto, entonces alcalde de Madrid: "¿Cuatro duros por mear / ¡Caramba, qué caro es esto! / ¿Cuánto cobra por cagar el señor duque de SeXto?"