LOS CARTERISTAS
Siguen estando ahí, actuando a diario en las calles, mercados y transportes de Madrid y otras ciudades, miembros de un hampa que prefiere la destreza manual al uso de la violencia. Los carteristas suelen trabajar en grupo, perfectamente organizados, distribuyendo las funciones de tal forma que cada integrante tiene un papel concreto en la comisión del delito: uno o unos que fichan a las posibles víctimas (primos o pringaos); el hábil carterista (piquero) que efectúa una aproximación o tanteo, localiza cómo y dónde lleva la cartera y, con la ayuda de un jersey, chaqueta o periódico como muleta de distracción, con los dedos índice y medio (pico) comete el robo en el momento más óptimo, y por último otro (consorte o tapia) que permanece al lado y recibe la cartera (piel o saña) rápidamente para salir huyendo (correr el burro), así el ladrón queda limpio en caso de problemas
                       
                                                                                 
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