Los balcones tradicionales de las fachadas de Madrid son un ejemplo de la sencillez constructiva. Su vuelo, que varía según la planta, sobresale mas del plano de fachada en la planta baja y menos conforme ascendemos de piso. Este diseño, que al parecer olvidaron de explicar a los arquitectos actuales, produce un efecto óptico tal que al mirar desde la calle vemos la fachada plana y no “se nos cae encima” como ocurre con las casa de hoy día.
Y además sencillo: la barandilla de forja hace de estructura que sujeta una delgada solera formada por azulejo vidriado en la cara inferior, argamasa y baldosín cerámico. El balcón de la foto aguantó unos 130 años antes necesitar ser restaurado