LA GRAN VIA

En 1910 dio comienzo la construcción de la Gran Vía. Con una longitud total de 1.316 metros, constituyó la operación de cirugía urbana más importante que se había realizado en España hasta ese momento. Afectó a una superficie total de 141.510 metros cuadrados, de los cuales 101.409 correspondían a expropiaciones (315 casas y 43 solares), y supuso la demolición de gran cantidad de caserío, la desaparición total de 14 calles y la transformación de otras 34.
El primer tramo (fotografía de 1910), entre Alcalá y Montera, con edificios de estilo historicista y francés (el Metrópolis marca el inicio), se realizó entre 1910 y 1917 y recibió el nombre de calle del Conde de Peñalver, en homenaje al alcalde que firmó el comienzo de las obras.
El segundo, entre la Red de San Luis y Callao, con la Telefónica como coloso vigilante, se realizó entre 1917 y 1922. Se denominó avenida de Pi y Margall en recuerdo del que fuera presidente de la Primera República Española. Los edificios son de estilo afrancesado y algunos americano.
Y el tercero, entre las plazas de Callao y de España, con el magnífico edificio Carrión o Capitol como arranque, fue construido entre 1925 y 1931, aunque algunos inmuebles no se concluirían hasta después de la Guerra Civil. Se denominó calle Eduardo Dato, en homenaje al que fuera presidente del Gobierno. Se construyeron edificios más modernos, de estilo racionalista, aunque también hay algunos en los que perdura el art-decó y el eclecticismo anteriores
Hoy sigue siendo una de las principales arterias de Madrid, pese a que ya perdió parte de su glamour antiguo, cuando toda ella era una fiesta en los estrenos de sus cines. Una Gran Vía que se caracterizó por el lujo y los excesos, cuando todo estaba abierto hasta las tantas. Aquí se localizaban las tiendas de las grandes marcas y los locales con las prostitutas de altos vuelos más famosas. El Pasapoga era el local de moda del momento, donde ir a bailar y pasarlo bien; el Chicote, un bar en el que estar si querías ser alguien socialmente y el Abra, lleno de "pilinguis", un sitio de puterío fino para el galanteo amable o para lo que se terciara
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