BOTERÍA DE JULIO RODRÍGUEZ EN LA CALLE DEL ÁGUILA

La única botería que queda en Madrid es la de Julio Rodríguez, en la calle del Águila. Aprendió de su abuelo Anastasio que llegó aquí en 1.905 como aprendiz y la compró en 1945. Las botas están confeccionadas con piel de cabra, que una vez curtida, se moja y usando moldes de hierro se corta a la medida. Luego se cose, primero a mano y después a máquina, con hilo mojado en pez. A continuación se ponen las tirillas para colgar las cuerdas. Una vez seca, se vierte en ella la pez líquida (mezcla de aceite y resina negra) y se coloca el brocal (hoy día de plástico, antes de madera o de hueso) formado por tres piezas: bisagra, trampilla y tímpano. Finalmente, se procede a la curación de la bota metiéndola en vinagre. Lo mejores clientes de la botería son los aficionados a los toros, al futbol, a la caza y a la pesca
                        FIN DE "PALACIO, VISTILLAS Y PALOMA"