LA CUESTA DE LOS CIEGOS
La Cuesta de los Ciegos, uno de los desniveles con más encanto de Madrid, arranca desde la calle Segovia con abundantes escalones hasta llegar a la calle de la Morería. Su nombre esconde una bonita leyenda protagonizada por Francisco de Asís. El santo llegó a Madrid allá por el año 1214, y junto a la colina de las Vistillas construyó una humilde cabaña para su cobijo, origen de un monasterio y de la conocida hoy como iglesia de San Francisco el Grande. Y en una ocasión, cuando regresaba por la abrupta cuesta, frotó con aceite los ojos de dos ciegos que por allí pedían limosna, devolviéndoles milagrosamente la vista.
Esta áspera pendiente hacía las funciones de tobogán, ya que niños y jóvenes solían entretenerse deslizándose por la misma, razón por lo que fue conocida popularmente como "cuesta de los arrastraculos". Después fue salvada con un graderío de irregulares pedruscos. En la actualidad es una escalinata zigzagueante de 254 escalones
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