ESCÁNDALOS EN EL CONVENTO DE SAN PLÁCIDO
El rey Felipe IV, habiendo oído comentar la belleza de una monja llamada Margarita, se quedó prendado de ella y a través de una comunicación secreta con el convento de San Plácido, en la calle del Pez, la visitaba y mantenía relaciones carnales. Enterada la priora de los hechos, dispuso una lúgubre y fingida muerte de Margarita para librarla de los galanteos del rey. Y así la encontró don Felipe, rígida sobre un túmulo vestido de negro, con un crucifijo a la cabecera y entre cuatro velones encendidos. La impresión que recibió fue tremenda, de tal manera que cayó desmayado y hubo de ser conducido al palacio del Buen Retiro en carroza tapada y aliviado por los galenos palaciegos con sangrías y cataplasmas. Fue un escándalo tremendo, entre otros más que sucedieron en San Plácido, como la posesión infernal de sus más jóvenes y escogidas novicias a través de su confesor, fray Francisco García de Calderón, que las convenció de que la mejor forma de sacar al diablo era teniendo tratos libidinosos con él, y claro, acabo trajinándose a todas
                       
                                                                                 
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