LA BRUJA DE LA CALLE DE CANTARRANAS

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el número 6 de la calle Cantarranas, hoy de Lope de Vega, era un continuo ir y venir de gentes. Ricos y pobres se arremolinaban allí para conseguir algún parabién de la que se hacía llamar "beata Clara". Acudían hasta consejeros de Estado, necesitados de su inspiración divina para resolver sus problemas. Esta "sierva de Dios y amiga particular de los santos del Cielo", experta en bebedizos, magia y superstición, solucionaba todo tipo de problemas: sexuales, económicos, políticos... Nada se le resistía. Los más crédulos llegaron a afirmar que sólo se alimentaba de pan eucarístico y era ¡hasta capaz de poner huevos de gallina! Incluso obtuvo una dispensa para hacer los tres votos de monja de Santa Clara, eso sí, sin la obligación de la clausura ya que sus múltiples dolencias se lo impedían.
Finalmente se demostró que poco de santa tenía, que todo era superchería, que de las limosnas que obtenía por sus servicios había amasado una extraordinaria fortuna y que la tal beata tenía una juerga diaria y un amante semanal. Fue condenada por la Inquisición pero solo estuvo un año en prisión gracias a los "contactos" que intercedieron a su favor
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