EL RELOJ CANSECO
En la esquina de la calle de San Sebastián y la plaza del Ángel, estaba instalado el famoso Reloj Canseco (en la fotografía), que hasta bien entrado el siglo XX dio la hora puntual. Antonio Canseco Escudero, que había patentado un reloj sin pesas, tenía una de sus tiendas en la plaza del Ángel. En el escaparate instaló el "reloj de los Chinos”, una especie de ingenio que causaba hilaridad cuando a las doce se ponía en marcha y un chino pequeño, que salía de una caja, se subía a horcajadas en una campana y, al golpearla con un martillo salía despedido y quedaba colgado de sus trenzas, entre un estruendo que armaban otros dos chinos gigantes tirando de unas cadenas.
Los relojes de Canseco pronto alcanzaron fama y los instaló en las torres de iglesias o en edificios públicos de muchos pueblos y ciudades de España
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