En 1888 el Sr. Martínez Orúe fundó en la calle de Postas esta droguería y perfumería, que daba oficio a casi toda la familia, pues además de la venta al público se elaboraban algunos de los productos en la trastienda. Sus descendientes conservaron el negocio con la composición de la fachada y gran parte del mobiliario original, como el mostrador, las estanterías y las cajoneras adornadas con placas de porcelana que indicaban el producto almacenado. Tenían los potingues más raros que se pueda uno imaginar, desde esperma de ballena, hasta cochinilla, ámbar del Báltico, bol francés, fécula de patata o crémor tártaro. Pero desgraciadamente todo esto tocó a su fin; ahora es una tienda de objetos de regalo para turistas que solo ha respetado la fachada