SALÓN. Detalle de la caricatura de mis amigos. Lo somos desde que teníamos los diez años, y algunos incluso desde los tres o los cuatro. Los derroteros de la vida nos han llevado a vivir en Madrid, pero eso no ha impedido que sigamos unidos. Estamos en una idílica comida campestre en la Sierra de los Molinos, en plan manchego, sin emparejar y todos revueltos: Paco Valera, arriba, ayudando a despellicar un conejo, y su mujer Prado, la del canasto con tomates; Rafael García-Casarrubios, el de la garrafa de vino, y su mujer Fini, con una ristra de ajos; José María García-Casarrubios, junto al burro, y Mari, con un cesto de uvas y un queso; Santiago Sánchez-Manjavacas, descamisado y con los chorizos, y Alicia, sujetando al burro; Luis Pedro Perucho, con la bota de vino, y Juani con el conejo; Manolo Marcos-Alberca (Bachito), que vive en Criptana, enredando en la comida, y María Dolores, con una hogaza de pan; y yo mismo, Pepe Flores, con una jarra de vino, y mi mujer Trini Ossorio con un pollo. Desgraciadamente, ya tenemos desaparecidos.
                                                                                                                                                                                                            Anterior Siguiente