LOS BODEGONES DE PUNTAPIÉ. En el siglo XVII, existía la costumbre de comer fuera de casa, y para ello había numerosos figones, pero para los menos afortunados estaban los bodegones de puntapié, puestos ambulantes de comida y bebida que se instalan a ciertas horas en las esquinas más transitadas de la ciudad, y que con grandes pucheros apoyados en trébedes guisaban en la misma calle. Allí acudían las gentes para procurarse algunas habas, ajos, cebollas y un poco de cocido, en cuyo caldo remojaban el pan

                       

                                                                                  
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