LOS PUTICLUBS DE LA CALLE DE LA BALLESTA. De siempre esta calle fue lugar casas de citas o mancebías, luego modernizadas como night-clubs, bares de alterne o barras americanas, que de todo se decía por no decir crudamente casas de putas, aunque los más castizos los llamaban puticlubs. Hoy, han ido decreciendo aquellos decrépitos tugurios, patéticos vestigios de lo que en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo fuera principal foco cutre de la jarana nocturna y de la prostitución urbana. En sus tiempos de mayor auge, hasta doce rótulos luminosos brillaban como reclamo de estos locales de mercadeo prostibulario, que se consumaba en una red de hospitalarias pensiones baratas por la zona
                       
                                                                                 
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