VENTAS DEL ESPIRITU SANTO. Hasta finales del XIX, por la hoy plaza de Manuel Becerra todo era casi descampado, y allí hubo un merendero o venta de La Alegría. Luego se establecieron otras en el camino que llegaba a la ermita del Espíritu Santo y a otra venta famosa con ese nombre, y también tabernas y casas de “recreo”, con bailes y juegos de azar, de tal manera que se convirtió en un enclave periférico de diversión y jolgorio. Toda esa zona se conocía como Ventas del Espíritu Santo. Como el Cementerio de La Almudena se encontraba cerca, no era infrecuente que a la vuelta del sepelio muchos se quedaran en estos merenderos para consolarse de la pérdida, lo que se dice "subir al muerto al cielo"

                       

                                                                                  
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