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69     MINGUIJÓN, JUAN CRISTÓBAL Y ZULOAGA

on José Minguijón era médico, un buen médico, natural de Arrancacepas, en Cuenca, pero que después de una etapa en el Hospital de La Princesa de Madrid, aquí en Criptana se estableció, aquí se casó con una criptanense y aquí abrió después una bodega en la calle de la Concepción (carretera a Pedro Muñoz).


Bodega de Minguijón
Carta de la Bodega de Minguijón. La firma es de su socio Sinesio Cabañero, que llevó la repostería del Casino Primitivo

Entonces en los pueblos no había hospitales ni especialistas, y los médicos como ahora se llaman de cabecera o de familia resolvían todos los males, incluso no era raro verles enfrascados en pequeñas operaciones de cirugía... o en grandes. Contaba mi abuelo Domingo que don José Minguijón —era amigo suyo— lo operó del estómago ayudado por un colega médico cirujano, un tal Zapata, y en la misma casa de mi abuelo, encima de una mesa.

Debido a esa amistad mi padre Valeriano hizo muchos trasportes en su camión para la bodega de Minguijón, e incluso mi tío Domingo trabajó como "chico" en las oficinas antes de incorporarse también al negocio del transporte. En aquella bodega se elaboró por primera vez el vermú en Criptana, y además del ajenjo y otras yerbas en proporciones y fórmulas secretas, incorporaban higos secos para azucararlo.


Vermut Burlador de Minguijón

Minguijón en su etapa madrileña y en otras escapadas fue asiduo al Café Gijón y a sus tertulias. Allí conoció a dos amigos que conservó siempre: el escultor Juan Cristóbal y el pintor Ignacio Zuloaga.

Juan Cristóbal —no me resisto a decirlo más adelante— es el autor de nuestro magnífico Cristo de la Expiración, y vino por primera vez a Criptana en 1937, en plena hambre de guerra civil, en busca de víveres, ya que en Madrid era difícil el aprovisionamiento, incluso teniendo dinero. Se alojo en casa de su amigo Minguijón, y en Criptana fue donde por primera vez vio los famosos molinos cervantinos. Inmediatamente se interesó por la compra del molino Burleta, pero como en aquellos momentos apenas si tenía lo necesario para "yantar", se aplazó el asunto para después de la guerra. Pero no fue así, pues Minguijón, entusiasmado con el proyecto, le prestó el dinero y pudo hacer la adquisición en el acto, para cuajar a su tiempo un homenaje debido a Cervantes.

Terminada la guerra, al contarle Juan Cristóbal a su otro buen amigo el pintor vasco Ignacio Zuloaga, también enamorado de nuestra tierra, que había comprado un molino de viento, quedó éste perplejo y emocionado y propuso colaborar, además de económicamente, con un cuadro suyo que sería colocado dentro del molino. Por esta causa traspasó Juan Cristóbal un tercio de la propiedad a Ignacio Zuloaga y otro tercio a don José Minguijón.


Minguijón, Juan Cristóbal y Zuloaga
En la primera fotografía, Juan Cristobal e Ignacio Zuloaga junto al molino Burleta en 1940
Y en la segunda, don José Minguijón, Juan Cristobal y Zuloaga en la puerta del Burleta

Todo esto lo cuenta el propio Juan Cristóbal en una carta al periódico ABC, publicada el 10 de marzo de 1961, unos meses antes de su muerte. En ella se muestra dolido por una crónica del periodista y escritor Juan Antonio Cabezas en dicho periódico, aparecida unos días antes, concretamente el 25 de febrero, con motivo de la inauguración del molino Quimera en Campo de Criptana, levantado por el gobierno de la República de Chile, y en el que ensalza como novedoso el interés por los molinos surgido por aquellos años. Terminaba Juan Cristóbal en su carta declarándose el iniciador de ese "movimiento molinero" que algunos querían arrogarse.

El escultor Juan Cristóbal (1897-1961), nacido en Ohanes (Almería), talló en madera de caoba, como antes indiqué, la magnífica efigie del Cristo de la Expiración, donada por don José Mingujón al pueblo de Criptana para recomponer la imaginería destruida en la guerra civil.

Parece ser que esta imagen también fue pretendida por la Archicofradía del Cristo de la Expiración de Málaga, pero tal vez no llegaron a un acuerdo y se decidieron por otra de Mariano Benlliure, que es la que actualmente procesionan en Semana Santa.


Juan Cristobal
Juan Cristóbal en su taller de la calle Londres, en Madrid

Fue precisamente mi padre quien, en un camión Chevrolet que le había sido incautado durante la guerra y luego recompuesto pese al mal estado tras su devolución, trajo desde Madrid en 1939 la imagen, realizada clandestinamente en aquellos años difíciles en un semisótano de la calle Londres, por el barrio de Ventas, y luego trasladada a la avenida de Daroca, junto a unos talleres de marmolistas del cercano Cementerio de La Almudena, que fue donde la recogió mi padre envuelta en unos sacos de arpillera. La primera intención de Minguijón cuando la encargó a finales de1936 por 50.000 pesetas —una fortuna entonces— es que sustituyera a la del Cristo de Villajos, destruida en agosto de ese mismo año, pero no pudo ser por estar realizándose ya una copia del Santo Patrón. No obstante, en 1940, al no estar ésta terminada, se le tributaron al Cristo de la Expiración los cultos patronales.

Y al amparo de esta talla del Cristo de la Expiración se creó en 1946 por jóvenes de Acción Católica la Hermandad y Cofradía de la que es titular, después de un primer intento fallido en 1940.


 Cristo de la Expiración de Juan Cristóbal
El Cristo de la Expiración de Juan Cristóbal


Juan Cristobal
Juan Cristóbal González Quesada, conocido artísticamente como Juan Cristóbal

Juan Cristóbal, discípulo de Mariano Benlliure, realizó sus trabajos tanto en piedra como en bronce o madera. Entre sus obras más representativas, repartidas por toda España, están, aparte de nuestro Cristo de la Expiración, el majestuoso Cid Campeador a caballo, en Burgos; el monumento a Julio Romero de Torres, en Córdoba; los monumentos a Ángel Ganivet y Manuel de Falla, en Granada; el monumento a Maldonado, en Salamanca; relieve La Música en el círculo de Bellas Artes de Madrid; el monumento a Ignacio Zuloaga, en la plaza de las Vistillas de Madrid, Capilla de la Nunciatura en la Cripta de La Almudena de Madrid y el Cristo con la Cruz a Cuestas de la iglesia parroquial de Bujalance, en Córdoba.

El genial pintor vasco Ignacio Zuloaga (1870-1945), nacido en Eibar (Guipuzcoa), vino a Criptana por primera vez hacia 1926 o 1927, tiempo en el que recorrió La Mancha buscando inspiración para realizar los decorados de la ópera El retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla, y aquí se presentó para visitar a su viejo amigo José Minguijón. Y fue tal el cariño que sintió por estas tierras, que años después participó en la propiedad del molino Burleta junto con el propio Minguijón y Juan Cristóbal.


Ignacio Zuloaga
Ignacio Zuloaga

Ya se cita la existencia del Burleta junto con otros 33 molinos en el Catastro de 1752, censo de carácter fiscal ordenado hacer por don Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, ministro de Hacienda en tiempos de Fernando VI. Junto con el Infanto y el Sardinero son los únicos que sobreviven de los antiguos y conservan la maquinaria. Los otros siete que se levantan en la Sierra fueron construidos en los años 50 y 60 del pasado siglo, como homenaje a aquellos que en la imaginación de Cervantes retó Don Quijote como si fueran desaforados gigantes.

El Burleta en la actualidad está cedido al Ayuntamiento para su custodia y, aparte de conservar todos los mecanismos propios del antiguo uso, alberga en su planta baja un sencillo museo en recuerdo y homenaje a Ignacio Zuloaga.


Molino Burleta
Molienda a la antigua usanza en el molino Burleta que se realiza y celebra todos los primeros domingos de cada mes

Con motivo del IV Centenario del Quijote, se celebró en el edificio de El Pósito una exposición compuesta por 16 obras, entre dibujos, bocetos, grandes paisajes y esculturas de cartón piedra policromadas, que Zuloaga preparó para la citada ópera de Falla. Estas piezas se conservan en el Museo de Zumaya, que regenta la nieta del pintor, Rosa Suárez Zuloaga, que sigue manteniendo la vieja relación familiar con Criptana.


Ignacio Zuloaga
Autorretrato de Zuloaga y títere del personaje Carlo Magno para el "Retablo de Maese Pedro", de Falla, realizado por el pintor